martes, 1 de julio de 2008

Para mentalizarse...

Vale la pena leer este editorial. Mi párrafo favorito:

La historia de la Copa no recuerda, en finales, un bailoteo similar ni un primer tiempo de 4-1. Menos a un equipo brasileño. Las finales son más protocolares, cerradas y tensas. Lo curioso: Liga de Quito no fue una tromba destructora, sino un vendaval sereno; un viento fuerte, fresco y alegre que arrasó con el juego. Como si alguien le susurrara a un caracol: “amorcito lindo, tengo que aplastarte, pero será dulcemente”. Así fueron llegando los goles, como producto natural e irremediable de su armoniosa dinámica.

Calentando motores... ya afloran los nervios, vamos Liga carajo! Como dijeron los españoles, y acertaron: PO-DE-MOS!

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