sábado, 22 de marzo de 2008

Olot y la Fageda d'en Jordà

Hace algo más de tres años la Inma y yo vivíamos todavía en Viena, pero teníamos ya decidido que nos mudaríamos a Barcelona. Sabiendo que estaríamos aquí algunos años y con la afición que tengo por los idiomas y las culturas decidí hacer un curso de catalán que ofrecía la Universidad de Viena para prepararme. Fue seguramente uno de los mejores cursos de idiomas que haya hecho. En su momento quizás no me di cuenta de ello, pero tras estar algunos años aquí me doy cuenta de lo útil que me ha sido, no sólo por la lengua, que se aprende de muchas formas, sino más porque el profesor se empeñó mucho en transmitirnos algo de la cultura, de la historia y de la esencia de Cataluña. Desde entonces, el momento que más recuerdo de ese curso fue la lectura de un poema del lírico catalán por excelencia, Joan Maragall, que traduzco a continuación (la versión original en catalán la encuentran aquí):

El Hayedo de Jordán

Sabes dónde está el Hayedo de Jordán?
Si vas por las cercanías de Olot, sobre el llano,
encontrarás un lugar verde y profundo
como nunca antes hayas encontrado en el mundo:
un verde como de agua adentro, profundo y claro;
el verde del Hayedo de Jordán.
El caminante, cuando entra en este lugar,
empieza a andar lentamente;
cuenta sus pasos en la gran quietud:
se para, y no oye nada, y está perdido.
Es presa de un dulce olvido de todo el mundo
en el silencio de aquel lugar profundo,
y no piensa en salir, o lo piensa en vano:
es prisionero del Hayedo de Jordán,
prisionero del silencio y el verdor.
Oh compañía! Oh liberadora prisión!


Desde aquel día tenía muchas ganas de conocer el lugar que describe el poema. Ayer por fin se dio con motivo de nuestra excursión de Viernes Santo. Se accede a la Fageda principalmente desde dos puntos: el párking de Can Serra está situado prácticamente directamente junto al hayedo y el párking del volcán Santa Margarita está situado a algunos kilómetros de distancia. Si se elige esta variante se ha de hacer una caminata por la zona volcánica para llegar a la Fageda. Como íbamos en plan excursionista obviamente nos decidimos por el camino largo. Salimos de casa temprano para evitar las masas, y llegamos al párking de Santa Margarita a éso de las 10:30 (son unas dos horas de viaje desde Barcelona), lastimosamente no suficientemente temprano para evitar encontrarse a muchos otros caminantes con la misma idea. El lugar contrastaba de muchas formas con el paseo de la semana pasada a Albarca. El ambiente húmedo y la fertilidad del suelo daban como resultado un paisaje totalmente distinto. Y la cantidad de familias y grupos de excursión por la zona contrastaban con la solitud de nuestra última caminata. Los caminos estaban perfectamente señalizados y en ellos se encontraban de tanto en tanto lugares de ganadería u hostelería (ver foto arriba). No faltaron una serie de familias con perros tan bien cuidados que parecía que iban a algún desfile y algún grupo de jóvenes que iban hasta con una radio cantando por el camino. Es lo que tiene ir en un feriado a un sitio turístico y familiar. Todo ello sin embargo no impedía disfrutar de la magia del lugar. Cruzamos el cráter del volcán en cuyo centro se halla una ermita, y al cabo de unas dos horas de caminata llegamos a la Fageda d'en Jordá!

La Inma dio en el clavo con su primera impresión. El verde tan profundo del que nos habla Maragall no se veía por ningún lado. Parecía más bien que nos encontrábamos inmersos en uno de los famosos cuadros de Gustav Klimt (en la imagen de la izquierda): un mundo de hayas peladas sobre una alfombra de hojas secas que se extiende hasta donde alcanza la vista. Obviamente la descripción que nos hace Maragall se refiere a otra época del año y nos hace pensar que es un lugar que merece ser visitado en cada una de las estaciones y al que habría que dedicarle unos cuantos poemas más. Dicen que alcanza su máximo esplendor en el otoño, tendremos que confirmarlo. Esta vez pillamos la versión de último día de invierno. Lástima que nos traicionaron las pilas y pues aparte de la foto anterior no pudimos hacer más. Pero como siempre se encuentran las imágenes adecuadas en Internet aquí les dejo una que es tal cual como la vimos...





Luego de deambular un buen rato por el hayedo seguimos hasta el centro de información de Can Serra y emprendimos la vuelta hacia el coche, camino que nos llevó por las laderas de otro volcán, el Croscat. En total unos 10 km y más de tres horas de caminata. Sin embargo, aún quedaba algo más una hora hasta nuestra reserva en un restaurant de Olot, así que decidimos darnos una vuelta por el pueblo de Santa Pau, que tiene fama de tener un centro histórico medieval muy bonito. El paseo fue corto. Si bien tiene encanto, Santa Pau no llega a estar tan conservada como Peratallada, Pals, u otros de los pueblos del Baix Empordá que visitamos por Pascua el año pasado.





Luego de semejante excursión nos mercíamos una buena comida. Una amiga que tiene a su abuela en Olot y conoce bastante bien la zona nos recomendó el estupendo Hostal dels Ossos (gracias Sandra!). La comida estuvo para chuparse los dedos. Mi segundo fue un espectacular pato con peras, pero el premio se lo llevó el primero, toda una novedad para mí: las patatas rellenas de Olot (en la imagen)! Dos capas delgadas de papa rellenas de carne y fritas. Es lo más parecido a una empanada de morocho que he probado en España! Luego fuimos a buscar a Sandra para agradecerle su recomendación y tomarnos un café con ella. Después de un rato bastante agradable emprendimos viaje de regreso a Barcelona, que terminó con media hora de búsqueda de aparcamiento. Y tanto que valió la pena...

Bueno... después de todo este cuento creo que es hora de ponerse a trabajar. Aunque es feriado por Semana Santa, toca camellar porque en Abril viene el siguiente viaje y tendremos que tomarnos algunos días libres para ello. Próximo relato de viajes entonces: Cuba! Allá vamo chico!

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